La idea controladora

¿Tienes algo que contar? Que el crimen no paga (ejemplo: The Wolf of Wall Street (ya hablaremos más de esta película)), que el crimen siempre paga (Mercury Rising), que merecemos una segunda oportunidad (La Viuda de Saint-Pierre), que creemos que no merecemos una segunda oportunidad (Leaving Las Vegas), que el fin justifica los medios (A Time to Kill) o que el fin no justifica los medios (Watchmen).

Si tienes una respuesta a esa pregunta, tienes ante ti otra manera construir una historia que acabe en película.

A “eso” que quieres contar, Robert McKee lo denomina la idea controladora, el significado último de la historia. Yo lo llamo el “tema” de la película. Muchos escriben guiones completos y cuando acaban se encuentran de golpe de qué va la película. Otros muchos encuentran el significado de su película cuando un crítico la destripa. Y otros tantos no llegan a descubrirlo nunca.

Lo que planteamos aquí hoy es escribir la historia a partir de su significado. Se trata de hacer ingeniería inversa con tu imaginación: teniendo en mente compartir con el espectador tu visión sobre ese tema en particular construyes, a través de la acción y de la emoción, la historia. Y no al revés.

Dices, por ejemplo, quiero abordar el peso del destino en el amor. Y a partir de ahí le das vueltas a situaciones y personajes hasta que, por ejemplo, se te ocurre contar la desventura de un chico que se enamora el día ANTES de subirse a un submarino. Y no al revés.

Es otra forma de abordar el proceso creativo mimetizando la técnica de la escultura para el cine: construir un esqueleto de hierro antes de moldear la arcilla. Esta metáfora se la debemos al maestro de Tarkovski, Mijail Romm, quién además añadía que “por fino que sea el modelado y la terminación de la obra, el armazón debe ser robusto, sólido, tosco y de una precisión sin defecto”.

Cuanto mejor sea la idea controladora, mayor será el potencial de la historia que mane de ella. Lo comprobé hace poco con un tema que me apasiona -la imposibilidad de cambiar los acontecimientos en el tiempo- y descubrí que la historia se escribía sola… (bueno, sola, sola no; alguien tenía que encender la computadora :))

Ya habrán adivinado que los ejecutivos de Hollywood no son grandes amantes de los significados y que si los espectadores que llenaron las salas para ver Iron Man 3 no han captado lo que quería transmitir su autor… les vale madres. Así que un consejo: si construyen su historia a partir de una idea controladora ni la mencionen cuando hagan el pitch.

Para el próximo post recorreremos otros dos caminos alternativos del proceso creativo: los personajes y la atmósfera

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